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Descubre Lisboa en 48 horas

 

Lisboa es una de esas ciudades que son perfectas para visitar en un fin de semana. Sumado esto a su cercanía, no es de extrañar que se haya convertido en destino preferente para muchos españoles, que ya se han dejado enamorar por los aires portugueses y la dulzura del fado.

Si tú también estás planeando una escapada de un par de días, aquí te dejamos los principales atractivos de Lisboa que podrás visitar en 48 horas.

 

Castillo de San Jorge

 

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Uno de los must en una visita a Lisboa es el Castelo de São Jorge: 6000 m2 de edificación defensiva, murallas, torres, fosos, patios, donde podrás descubrir su turbulenta historia, plaga de asedios, conquistas y reconquistas.

Desde sus murallas disfrutarás de algunas de las mejores vistas de Lisboa y del estuario del Tajo.

 

Barrio de la Alfama

 

El antiguo barrio musulmán de Lisboa tiene el urbanismo más antiguo de la ciudad, además de caracterizarse por su oferta gastronómica y los numerosos locales y clubes de fado que puedes visitar para enamorarte de la música tradicional portuguesa. Aunque ojo con esto, que puede ser una clásica trampa para turistas: los usuarios suelen recomendar locales como Casa de Linhares, o el Clube de Fado.

 

En este barrio, además del Castillo, podrás visitar otras iglesias como la de Santo Estevao o Sao Vicente de Fora.

Tampoco puedes perderte la Casa dos Bicos, construida en 1523 con una fachada plagada de puntas piramidales sin parangón en Europa.

Y por supuesto, la Sé de Lisboa: La Catedral, de construcción románica pero tremendamente parcheada y restaurada tras los múltiples terremotos de la ciudad. Y especialmente tras el de 1755, uno de los más destructivos de la historia.

 

El Tranvía 28

 

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En Lisboa encontrarás en activo tranvías antiguos que en cualquier otra ciudad ya estarían en un museo. ¿Por qué? Pues porque los brutales desniveles, subidas y bajadas en muchas de sus calles las hacen inviables para los nuevos tranvías. ¡Y sin embargo los antiguos siguen recorriéndolas sin problema!

 

El tranvía 28 es el más emblemático, pues recorre los barrios más especiales de la ciudad, y te deja en la puerta del Castelo sin tener que andar la dura cuesta que lo precede.

Y con todo el encanto del mundo.

 

Elevador de Santa Justa

 

También llamado Elevador do Carmo, esta curiosa estructura de hierro fue diseñada y construida entre 1900 y 1902 por Raoul Mesnier de Ponsard, de quien se dice que fue discípulo de Gustave Eiffel. Aunque esto último no está confirmado, sí que este elevador utiliza mucha de la técnica de la famosa Torre Eiffel. Y en cualquier caso, bien merece una visita.

 

Se construyó para unir los barrios del Chiado y la Baixa Pompalina, adyacentes pero con un gran desnivel entre uno y otro. De estilo neogótico, vale la pena montarse y visitarlo por dentro aunque ya existen escaleras mecánicas más rápidas, y gratuitas, para pasar de un barrio a otro.

 

Convento do Carmo

 

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Junto a la plaza del Rossio y con unas excelentes vistas al castillo, de este convento fundado en 1389 por el héroe nacional Nuno Alvares Pereira quedan las impresionantes ruinas, sobre las que se ha construido el Museu Arqueológico do Carmo.

Imprescindible para hacerse una idea certera de la potencia del terremoto de 1755 y de todo lo que llegó a destruir.

 

Barrio de Belém

 

Otro de los barrios emblemáticos de la ciudad por el que merece la pena perderse durante un par de horas. Museos, jardines, cafeterías, y la posibilidad de probar los auténticos Pasteis de Belém, los afamados pastelillos de crema a los que no te podrás resistir.

 

En este barrio no puedes perderte el Monasterio de los Jerónimo de Belén. Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1983 por la UNESCO, se fundó en 1501 para conmemorar el regreso de Vasco de Gama desde la India. Su arquitectura es de estilo manuelino, un estilo autóctono que bebe del gótico tardío, del renacimiento y de la arquitectura islámica para conformar un conjunto muy característico y exclusivo de Portugal.

 

En él podrás visitas las tumbas de Vasco de Gama, del poeta Luís de Camões, o del escritor Fernando Pessoa.

 

También vale la pena visitar el Monumento a los Descubridores, no sólo un canto a la historia de Portugal, sino un mirador increíble donde obtener las mejores postales lisboetas con la cámara de tu móvil.

 

Torre de Belém

 

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Si hay una estampa reconocible del skyline lisboeta, esa es la silueta de la Torre de Belém. También declarada Patrimonio de la Humanidad en 1983 junto al Monasterio de los Jerónimos, se inició en estilo manuelino en 1514 en la misma desembocadura del Tao, sirviendo como puerta de entrada a la ciudad y como centro de recaudación de impuestos… aunque con los siglos, y como toda estructura antigua, ha sido reutilizado como prisión, armería, baluarte…

Imperdible tanto la visita al interior como al rico y decorado exterior.

 

¿Suficiente para ir abriendo boca? Pues ahora ya sabes: planifica en qué orden harás tu ruta de 48 horas en función del alojamiento, consigue tu pase de transporte público (las tarjetas “Viva Viagem” son perfectas para los que están de visita), cálzate para andar mucho y con muchos desniveles… ¡y a disfrutar Lisboa!

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