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Destinos que tus clientes deberían visitar al menos una vez en la vida

Cada año que estrenamos es una oportunidad para tachar de la lista aquellos deseos que aún quedan por cumplir. Y el viaje de ensueño suele figurar en ella. Para algunos tiene forma de ciudad; para otros, de playa de postal; hay quienes buscan espacios naturales que parecen sacados de otro planeta; y también están los que darían lo que fuera por conocer lugares llenos de historia. Para todos ellos, enero es el mes perfecto en el que planificar el viaje del año. Es el mejor momento para decidir entre los posibles destinos y cuál será la mejor época para disfrutarlos. Si tus clientes necesitan que les eches una mano, estos son algunos de los destinos que desde Jumbobeds pensamos deberíamos visitar al menos una vez en la vida:

 

Salar de Uyuni (Bolivia). Los amantes de los rincones especiales con encanto natural encontrarán en este lugar un espacio casi mágico, tan original que es muy difícil encontrar un rival a su altura. El salar de Uyuni es el mayor desierto de sal del mundo, con nada menos que cerca de 11.000 kilómetros cuadrados de superficie. Se encuentra en el departamento de Potosí, a una altura de más de 3.500 metros sobre el nivel del mar, y es una verdadera rareza geográfica que deja completamente absortos a sus visitantes. Allí se asentaban lagos prehistóricos que se secaron hace miles de años, y se calcula que en esta enorme planicie blanca que parece un espejismo  hay más de más diez mil millones de toneladas de sal. Absolutamente impresionante.

 

La cascada blanca de Pamukkale (Turquía). Su nombre significa fortaleza de algodón, y realmente es lo que parece: un castillo construido por una especie de nubes. En realidad, la cascada blanca de Pamukkale son unas terrazas naturales en la región de Egeo, en Turquía, que parecen sacadas de un cuento. Tanto que para muchos es el rincón natural más original del planeta. El color, que mezcla tonos completamente blancos con un azul muy especial, es lo que más suele impresionar a quienes tienen la suerte de poder observarlas en directo. Y también tienen su historia: se formaron bajo los cimientos de una ciudad llamada Hierápolis.

 

Playa Norte (México). Suele repetir una de las primeras posiciones en las listas anuales de playas más impresionantes del planeta. Pero es que además de ser efectivamente una playa de postal, viajar hasta ella tiene otros muchos alicientes. Por ejemplo, que está situada en la parte norte de Isla Mujeres, frente a Riviera Maya, un paraíso que tiene rincones tan especiales que hay que visitar al menos una vez en la vida. Cuenta además con la que dicen que es una de las arenas más finas del planeta. Un pequeño paraíso con aguas casi transparentes.

 

El desierto del Namib (Namibia). La mayoría de los desiertos tienen mucho de seductores, pero si hubiera que escoger el más fascinante, todas nuestras apuestas irían al del Namib. Es el desierto más viejo del mundo, con unos 65 millones de años, y se extiende a lo largo de la costa de Namibia, desembocando en el bravo Atlántico. Uno de sus mayores atractivos son sus altísimas dunas rojizas, que vistas en la distancia parecen un auténtico mar de arena.  Cuando se sube a la cresta de una de ellas -las más fotogénicas son la duna 45 o la llamada Big Daddy-, la panorámica es un escandalosamente alucinante.

 

Nueva York (Estados Unidos). Quienes prefieran los destinos urbanos, tienen una cita ineludible con Nueva York si aún no han viajado hasta la ciudad que nunca duerme. Es una de las más visitadas del mundo por varias razones, entre ellas la popularidad que le ha dado el cine. Su gran personalidad y la viveza que destilan sus calles no son nada fáciles de encontrar. Allí aguardan al viajero originales tiendas, algunos de los restaurantes más innovadores del mundo, prestigiosos museos, salas de concierto donde comenzaron muchos de los artistas que hoy tienen millones de seguidores… Una ciudad repleta de posibilidades que se puede comparar con pocas.

 

Kioto (Japón). Haber sido la capital de Japón durante más de 1.000 años, entre el 794 y 1868, convierte a Kioto en una ciudad fascinante donde aún se puede ver cómo fue el pasado de esta urbe imperial en la que cada esquina sorprende con algo totalmente inesperado al viajero. Aún hoy a Kioto se la considera como el centro cultural del país, y es que en ella siguen muy vivas las tradiciones de siglos pasados. Conocer el Palacio Imperial, el Castillo Nijo, templos como Sanjusangendo o Kiyomizu es una auténtica aventura que lleva al viajero no solo a otro lugar sino también a otra época. Un buen regalo para 2019.

 

Consulta todas nuestras ofertas y promociones para estos destinos en nuestra web jumbobeds.com.

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