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Dos escapadas para lucirse este Día de la Madre

Si algo une a todos los humanos es que amamos a nuestras madres. En todas las culturas, en todas las épocas, han sido objeto de devoción. Ya en la Grecia clásica se rendían honores a Rea, madre de dioses. Los romanos, al expropiar esta tradición, la llamaron Hilaria, y la celebraban en marzo, en el templo de Cibeles.

 

Los cristianos transformaron esta costumbre sintetizando a todas las madres en la Virgen María, y por toda Europa fue adoptando diferentes formas y fechas. Pero eran celebraciones independientes. El Día de la Madre, tal como lo conocemos hoy, no nacería hasta finales del siglo XIX, en Estados Unidos.

 

La semilla la plantó Ana María Jarvis. Durante la Guerra de Secesión había liderado grupos de mujeres que ejercían de enfermeras en el frente de batalla, sin distinguir entre bandos contendientes. Posteriormente, fundó en varias ciudades de Estados Unidos un día que honrara el trabajo y el esfuerzo de las madres, además de presionar para mejorar las condiciones sociales y laborales de las mujeres. Murió en 1905. El 12 de mayo de 1907, su hija, Ana María Reeves Jarvis, quiso honrar la memoria de su madre organizando un Día de la Madre, activando así una campaña que, siete años después, acabaría con el presidente Woodrow Wilson liderando la iniciativa internacional para fijar un día de la madre en todo el mundo.

 

Luego, claro, cada país tuvo su forma de adaptarlo. En España fue el poeta Julio Menéndez García quien recogió el testigo de Ana Jarvis en 1925, con su poema Himno a la Madre, conviviendo varias fechas para esta celebración hasta que la Iglesia fijo, en 1965, que se celebrara en mayo. En Italia en cambio, hubo que esperar hasta la década de 1950 para que el senador Raúz Zaccari, alcalde de Bordighera hiciera celebrar allí, el segundo domingo de mayo, el día de la Madre.

 

Vivas donde vivas, hoy se ha convertido en el día en que le mostramos a nuestras madres el agradecimiento por lo muchísimo que han hecho, hacen y harán por nosotros/as. Y ese amor no se demuestra regalando una plancha nueva, como se veía en esos anuncios machistas de no hace tanto.

 

Se demuestra regalándole algo que realmente le vaya a hacer ilusión, y que la haga disfrutar de verdad.

 

Un auténtico regalo, como estas escapadas relajantes con spa que te proponemos desde Jumbobeds.

 

 

Madrid: Hotel Miguel Ángel by Bluebay

 

 

Este cinco estrellas del grupo Bluebay es una de las opciones de referencia para alojarse en Madrid. Está emplazado en el barrio de Salamanca, una de las zonas comerciales y residenciales de más altos estándares en la capital. Está próximo a los museos del Prado, Thyssen-Bornemisza y Reina Sofía, y con muy buenas conexiones con el centro histórico y el aeropuerto.

 

El hotel ofrece todas las comodidades y servicios que tu madre puede desear: una atención impecable, habitaciones de lujo (puedes elegir entre nueve categorías de habitaciones para el máximo confort), hermosos jardines para descansar, y una oferta gastronómica innovadora y adaptable en su restaurante M29.

 

Aunque, por supuesto, el protagonista en el Miguel Ángel es su club Wellness. Más de 1km2 decorados de forma moderna y minimalista, para sumergirse en un aromas sutiles, sonidos relajantes, y la luz de las velas guiando a tu madre camino de su circuito de spa, o sus piscinas climatizadas de agua dulce y salada.

 

Placer extremo.

 

 

Barcelona: Hotel Barcelona Princess

 

 

El lema del Barcelona Princess es “Reservar es sólo el principio”. Y esa es toda una declaración de intenciones… que no decepciona. Más allá de su excelente ubicación al principio de la avenida Diagonal, frente al Forum y la playa, o de sus modernas, equipadas y comodísimas habitaciones (las bañeras y duchas de hidromasaje anticipan noches gloriosas), el Princess destaca por sus servicios e instalaciones. Es un hotel pensado para proporcionar experiencias.

 

¿Ejemplos? Habitaciones con grandes ventanales e impresionantes vistas al mar y al skyline de la ciudad. Terraza con la mayor piscina infinity de Barcelona. Posibilidad de contratar masajes diarios. La mejor cocina mediterránea. Gimnasio, sauna y espacio wellness.

 

¿Necesitas más? Pues que está en Barcelona: todo el tiempo que tu madre no pase relajándose y disfrutando del hotel, lo podrá pasar visitando la flor más viva del Mediterráneo, en una época especialmente adecuada, por temperaturas y ambiente, para disfrutar de su cultura y sus gentes.

 

Definitivamente, con este regalo tu madre SÍ va a sentirse valorada. ¡Y bien que se lo merece!

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