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AbrAustria es uno de los destinos más atractivos de Europa: céntrica, asequible y fácil de descubrir con algo de tiempo y la ayuda de un coche de alquiler por su extensión.
La visita tradicional recoge unos días en su capital, Viena, que todavía mantiene un aura imperial entre edificios centenarios y palacios a lo largo del Ringstraße, la avenida que rodea el centro de la ciudad. Palacios como el de Hofburg o Schönbrunn, conocido como el Versalles vienés o la Catedral de San Esteban son tres de los grandes atractivos de una ciudad resplandeciente.
A una distancia menor a los 300 kilómetros, Salzburgo concede una segunda gran mirada a la historia y la tradición austríaca, con numerosas abadías y monasterios (donde destacarían Petersfriedhof y Nonnberg), palacios reconvertidos en galerías de arte o una visita a la catedral de estilo barroco presente cerca del cauce del Salzach y predominante en la ciudad de Mozart.
Antes de alcanzar Salzburgo en coche, tren o avión, el Valle del Danubio es una parada indispensable para conocer la Abadía de Melk, uno de los monasterios benedictinos más famosos del mundo, que pueden complementarse con Wachau, Krems o Dürnstein; zonas históricas que suelen acercarse a nosotros desde el oeste hacia el este.
A través de este recorrido, el siguiente punto es Inssbruck, en el valle del Inn, una ciudad milenaria que utilizaron viajeros de toda Europa para cruzar los Alpes. Hoy, sus principales atractivos son su casco antiguo, el Palacio Imperial de Hofburg y el Golden Roof, pero hay mucho más que descubrir en la capital del Tirol.
Sin embargo, no nos detenemos aquí; la mayoría de los viajes nos llevarían más tarde por el Tirol medieval: Mittersill, Kitzbühel o Hall im Tirol son tres grandes propuestas que recorrer por esta zona del país. Asimismo, si disponemos de algunos días más —quizá ocho o diez días de viaje en los que visitar Viena—, la zona de los lagos de Salzkammergut será un recorrido mágico por parajes como Hallstat o Bad Ischl, donde veraneaba la familia imperial y también Isabel de Baviera, más conocida como Sissí Emperatriz.
El recorrido de los lagos también nos reserva una experiencia maravillosa frente al Wolfgangsee, uno de los lagos más famosos de la región, que podemos complementar con una noche de relax en alguno de los pueblos cercanos, como St. Wolfgang o Strobl. Hacia estas latitudes, quizá Graz sea una visita única para la que deberíamos reservar una mañana, donde la ciudad vieja nos ofrece una de las mejores experiencias para descubrir los rastros centenarios de la cultura local.
Pero más allá de las grandes ciudades austríacas, los pueblos y las pequeñas poblaciones diseminadas por el país tienen un encanto mucho más natural que descubrir. Paisajes entre vides, localidades alpinas y regiones donde ríos, plazas rebosantes en día de mercado y murallas que nos presentan encuadrado un escenario idílico.
Si no quieres que tu viaje se detenga en Viena o Salzburgo, te hemos preparado una recomendación con nuestros cinco pequeños rincones favoritos, ¿te animarás a visitarlos?
Hallstat (Salzkammergut)
Imagina un lugar donde la torre de la iglesia sobresale entre las casas que se reflejan en el lago; en la ladera de una montaña, con un embarcadero a los pies y la luz del atardecer despidiéndose de ti mientras te adentras hacia la plaza del mercado en el centro de la villa.
En la Austria tirolesa, Lienz se lleva la palma. La razón es sencilla, más allá del esquí y las nevadas de invierno, también mantiene una tradición más callejera, de terraza, sol y buen humor. El lugar perfecto si no te da pereza desplazarte hacia el sur, ¿o no?
Berwang (Tirol)
También en la Austria tirolesa, pero en este caso en lo más alto de la misma, resiste Berwang las sobrecogedoras nevadas con las que se castiga a la aldea. Un paisaje de invierno del que disfrutar con unas vistas a la vecina Zugspitze.
Dürnstein (Baja Austria)
Quizá el más espectacular de los pueblos astríacos frente al Danubio, que se debate entre su pasado medieval reflejado en las ruinas del castillo que mantuvo preso a Ricardo I Corazón de León y sus edificios más tradicionales, con casas de colores y tejas rojas. Como una de las zonas vinícolas por excelencia en Austria, también nos puede conquistar por ahí, ¿o no?
Mariazell (Styria)
Conocido como el pueblo cristiano por antonomasia en Austria, Mariazell es un lugar de peregrinación para un gran número de católicos que desean visitar su santuario mariano. Eso sí, la basílica barroca Mariä Geburt será uno de sus principales atractivos, pero la naturaleza que rodea a este pueblo del valle del Salza es verdaderamente sobrecogedora.
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