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Cinco destinos perfectos para el invierno

¿Quién dijo que el verano es la única época para disfrutar del entorno? La temporada invernal es perfecta para que los aficionados a las imágenes de postal puedan viajar a paisajes como sacados de un cuento. Además de tener experiencias increíbles que solo es posible encontrar en esta época del año. Ir en busca de las asombrosas auroras boreales, hospedarse a los pies de montañas completamente blancas, perderse entre las calles de ciudades conquistadas por la nieve o simplemente deleitarse con el ambiente invernal que se apodera de lugares a los que sientan especialmente bien los primeros meses del nuevo año es un auténtico regalo que cada vez disfrutan más viajeros. Si quieres sorprender a tus clientes con propuestas invernales verdaderamente extraordinarias, estas cinco no pueden faltar en tu lista:

 

Innsbruck, Austria. La capital del Tirol es una apuesta segura en esta época del año porque su imagen, rodeada de montañas, es todo un símbolo asociado al invierno. Se encuentra en medio de Los Alpes, desafiando a las bajas temperaturas del valle del Eno, y es todo un paraíso para los amantes de los deportes blancos. En su entorno hay más de 250 kilómetros de pistas de esquí, incluida  Bergisel, la pista de salto de esquí más famosa del mundo. Pero además, pasear por esta ciudad alpina y conocer su centro histórico es un imprescindible que sorprende gratamente al visitante. En él se encuentra el Tejadillo de Oro, un icono de la localidad que debe su nombre a las 2.657 tejas de cobre doradas que recubren el tejado del espléndido mirador. Desde hace 500 años, desde allí se pueden observar los edificios medievales y las calles del centro. Y sentirse como el emperador Maximiliano, quien ordenó construir este mirador desde el que presidía torneos de caballeros.

 

Praga, Republica Checa. Una de las ciudades a las que sienta mejor el invierno es la capital de la República Checa. El famoso puente de Carlos que lleva a la plaza de la Ciudad Vieja es ahora todo un espectáculo, cubierto de nieve. Como los tejados de toda la ciudad, que se pueden ver desde la torre del Antiguo Ayuntamiento y parecen sacados de una postal de Navidad. El que dicen que es el reloj más bonito del mundo, el reloj astronómico, también forma parte de la larga lista de atractivos que ningún visitante debe perderse en la romántica Praga. Y si tus clientes quieren hacer algo de deporte para combatir el frío pueden hacerlo en el mercado de frutas de la Ciudad Vieja, que se convierte en una gran pista de patinaje sobre hielo. Un lugar perfecto para disfrutar de la blanca Praga invernal.

 

Reikiavik, Islandia. Si hay un país al que merece la pena repetir viaje tantas veces como permita el bolsillo es Islandia, uno de esos rincones del mundo que parecen sacados de una película. No fue por azar que fuera elegido como decorado natural en Juego de Tronos. Pero además, este lugar que el navegante vikingo Naddoddr bautizó como Snæland, “tierra de nieve”, luce aún más extraordinario durante los primeros meses del año, cuando las montañas se convierten en protagonistas indiscutibles de un entorno salvaje. Hace frío, sí, pero en Reikiavik están más que preparados para el invierno, que por cierto es la época para ir en busca de las auroras boreales que tiñen el cielo de verde. Otras opciones son viajes en trineo con perros, el festival de luces de invierno, que se celebra cada año a mediados de esta estación en la capital de Islandia, el avistamiento de ballenas desde la bahía de Faxaflói o un buen baño en una de las termas naturales que hay cerca de Reikiavik.

 

Tromsø, Noruega. Otro lugar donde es posible contemplar cómo las auroras boreales iluminan de verde el cielo es en la localidad noruega de Tromsø, la mayor ciudad del norte de Noruega, a 350 kilómetros del Círculo Polar Ártico. Es además la capital del arte, la cultura y la ciencia del Ártico, y una  buena muestra de ello es el museo Northern Norway Art Museum, un imprescindible para los aficionados a las Bellas Artes. Por si estos no fueran suficientes alicientes, en Tromsø además aguardan al viajero paseos en motos de nieve, recorridos en trineos conducidos por perros o expediciones de pesca con las que adentrarse en otro tipo de aventuras.

 

Schwangau, Alemania. Una de las mejores experiencias posibles en esta época del año es viajar hasta la pequeña localidad alpina de Schwangau, completamente rodeada de montañas nevadas y lagos, y escenario del famoso Castillo de Neuschwanstein. Lo mandó construir Luis II de Baviera, el llamado rey loco, y ahora que está cubierto de nieve resulta aún más impresionante. Además, si vuestros clientes son deportistas, las opciones se amplían porque en su entorno se puede practicar senderismo y esquí disfrutando de unos paisajes espectaculares.

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