Entre olor a pólvora, música, ninots y un ambiente festivo espectacular, las Fallas de la ciudad de Valencia llegan cada año ofreciendo una oportunidad única para conocer la capital de la Comunidad Valenciana. Este año además cumplen su tercera edición como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y es una ocasión perfecta para tomar el pulso a una de las ciudades con más encanto del Mediterráneo. Una propuesta extraordinaria para viajeros de muy distintos perfiles, que no pueden perderse ninguno de estos imprescindibles:
- La mascletà. La plaza del Ayuntamiento es el escenario de un espectáculo diferente que hay que ver al menos una vez en la vida. La mascletà tiene lugar cada día, a las 14.00 horas, a partir del 1 de marzo y hasta el 19 del mismo mes. En torno a ella se reúnen cientos de personas para disfrutar de este cita única en la que los protagonistas son petardos y tracas en un ambiente ensordecedor que va creciendo hasta la apoteosis final. Además, muchas de las fallas de la ciudad tienen su propia mascletà, por lo que es posible ver más de una en el mismo día.
- La Plantà. Es otro de los momentos más esperados por los valencianos, y en especial por cada comisión fallera. Con ella se da comienzo a la semana fallera, abriendo la exhibición de ninots que durante todo un año se han ido creado con todo lujo de detalles en los talleres de los artistas falleros. La Junta Central Fallera es la encargada de juzgarlos y premiar a los mejores monumentos. La noche anterior, la del viernes 15, se proclamará el Ninot Indultat 2019, que es el que se salvará de ser destruido en el gran fuego de la Cremà. El origen de la fiesta se remonta a una antigua tradición de los carpinteros de la ciudad, que en vísperas de la fiesta de su patrón San José, quemaban frente a sus talleres los materiales que ya no les servían junto a los productos de madera que usaban para levantar los candiles que les iluminaban cuando trabajaban en el invierno. Esas piras de materiales combustibles a las que llamaban fallas evolucionaron con el paso del tiempo llenándose de ironía y sentido crítico hasta convertirse en los monumentos falleros de hoy.
- Paella y chocolate con buñuelos. Valencia es conocida en todo el mundo por su famosísima paella, que por supuesto se puede disfrutar a lo largo de todo el año. Pero en Fallas es aún más habitual degustarla. De hecho, durante las fiestas abundan los concursos de paella, y por eso es frecuente ver gente preparándolas a leña en plena calle, inundando el ambiente con el exquisito olor de este plato tan internacional. No es la única tradición gastronómica de las Fallas. También es costumbre tomar al menos alguno de los días un buen chocolate con buñuelos.
- Despertà. Otra peculiaridad de estas fiestas es que toda la ciudad se vuelca en animar a sus vecinos y visitantes desde muy temprano. La despertà es una tradición que tiene lugar cada mañana de los días grandes, a las 8.00 horas. A esa hora, las fallas hacen pasacalles por sus barrios avisando de que empieza la fiesta, y más vale disfrutarla que dormir.
- Nit del Foc. Del 16 al 18 de marzo, el antiguo cauce del Turia es el escenario de unos extraordinarios fuegos artificiales que iluminan por completo la noche valenciana. El mayor espectáculo tiene lugar el 18 de marzo, que es propiamente la Nit del Foc.
- La Cremà. El broche de oro de las fiestas es sin duda la extraordinaria Cremà, cuando los monumentos falleros dicen adiós bajo las llamas. Se trata del momento más emotivo para los falleros, que despiden así la edición de ese año para poco después ponerse a preparar la del año siguiente. Las falleras mayores encienden la mecha la noche del 19 de marzo, cerrando unas fiestas con muy pocos rivales a su altura.
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