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Ver Praga en primavera

Algo tiene esta ciudad que enamora a todo el que la visita: tal vez sea ese aire bohemio que desprende, o sus cien torres que bien podrían ser el escenario de un cuento de hadas. O quizá el ambiente melancólico de sus calles. Sea como sea, es una ciudad para disfrutarla, y ver Praga en primavera es, tal vez, uno de los espectáculos más intensos que podrás vivir en una urbe europea.

 

Entrada

 

Praga en primavera, ¿por qué?

 

Si te estás preguntando por qué ver Praga en primavera y no en cualquier otra época, la respuesta es bastante sencilla. Praga tiene un clima continental, lo que, simplificando mucho, podría resumirse así: inviernos muy fríos y veranos muy calurosos. Aun así, vamos a ver cómo son las cuatro estaciones para que puedas decidir por ti mismo cuándo prefieres viajar a esta ciudad, ¿vale?

 

Para empezar, el invierno descártalo directamente, a no ser que te guste mucho el frío: con una temperatura media de 0º y pocas horas de sol, esta opción no suele ser la más agradable. Eso sí, ver el río congelado y la ciudad cubierta de nieve no tiene precio, te aseguramos que la estampa compensa con creces que se te congelen las manos y los pies.

 

El verano es la época más lluviosa del año y las temperaturas pueden llegar a alcanzar los 30 grados, así que la combinación de humedad, calor y turistas puede que acabe resultándote un poco agobiante. Aun así, también es la época del año en la que hay más horas de luz.

 

Por último, el otoño y la primavera son las épocas más templadas: suele llover con frecuencia, pero las temperaturas dan bastante tregua. Para nosotros, el mes ideal para visitar Praga es mayo: buenas temperaturas, lluvias no demasiado abundantes y una buena media de horas diarias con sol. ¡Perfecto!

 

 

5 secretos de Praga que debes conocer

 

Bueno, ahora que ya te hemos explicado por qué estamos enamorados de la primavera de Praga, vamos a contarte unos cuantos secretos para que los tengas en cuenta durante tu visita: lugares estrafalarios, secretos o casi mágicos que muchas personas pasan por alto. ¡Imperdonable!

 

#1 La calle más estrecha del mundo

 

No sabemos si realmente es la más estrecha del mundo, pero lo cierto es que esta callejuela es tan estrecha que no caben dos personas a la vez. Por este motivo está regulada con un semáforo, que sustituyó a las antiguas campanas que había. Lo encontrarás en la calle U Luzicheko Seminare.

 

#2 Los chorros de Praga

 

La figura de Kafka, autor de La metamorfosis, atrae a cientos de miles de visitantes a la ciudad y, también, al museo que lleva su nombre. Si pasas por allí, no dejes de fijarte en la obra Proudy, un conjunto escultórico que representa a dos hombres orinando sobre un charco con la forma de la República Checa. Si te fijas un poquito más, verás que con el chorro van escribiendo citas célebres; si quieres, puedes enviar un mensaje al teléfono que hay junto a la fuente para que escriban lo que les pidas…

 

#3 Las campanas de San Vito

 

Oír repicar las 6 campanas de San Vito tiene un encanto místico difícil de explicar. Estas campanas son un símbolo para el país y están ocultas para el público: después de subir 299 escalones, 22 personas las hacen sonar a mano cada domingo. Un esfuerzo notable, si tenemos en cuenta que una de ellas pesa más de 15 toneladas. Además, dice la leyenda que si se rompe el corazón de la campana Segismundo, anudado en la cuerda que la sostiene, alguna catástrofe va a suceder en el país.

 

#4 El cementerio judío

 

Visitar este cementerio es una experiencia intensa: más de 12.000 lápidas se amontonan una sobre otra en un caos sobrecogedor. Durante mucho tiempo, este fue el único lugar donde estaba permitido enterrar a los judíos, motivo por el que la gente empezó a enterrar a sus familiares unos sobre otros luchando contra la falta de espacio.

 

#5 El callejón del oro

 

Esta calle, amparada por la catedral del castillo de Praga, guarda algunas sorpresas: aquí, en el número 22, vivió Franz Kafka. Pero, además, se dice que era aquí donde se agrupaban los alquimistas de la ciudad y, también, todas las personas que se dedicaban a la magia. Hoy en día podrás encontrar numerosas artesanías que siguen conservando un encanto especial.

 

Por supuesto, hay muchísimas más cosas que visitar: el barrio judío, el puente de Carlos, el reloj astronómico, la Torre de la Pólvora… Y, por supuesto, el campo de concentración de Terezin. Hay opciones para todos los gustos, y ver Praga en primavera te permitirá disfrutarlas todas sin tener que preocuparte demasiado por el frío o por las lluvias.

 

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¡Si te decides a visitarla, cuéntanos tu experie

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Un comentario

  • Marc dice:

    Bravo!!! Un post muy interesante y útil para los viajeros.
    Yo viaje en primavera y la verdad que no se está nada mal, como bien dices, el tiempo te da bastante tregua, aunque siendo sincero, he oido despues de visitar la ciudad tanto hablar de su invierno, que tengo esa espinillita incada. Tengo pensado volver, y el invierno creo que será la fecha 😛

    En la catedral de San Vito nos comentó nuestro guía que yacen los resto de un emperador Español, exactamente los de Fernando de habsburgo, hermano de Carlos V y nieto de Fernando el católico, me pareció algo de lo más curioso, ya que es algo que no me imaginaba para nada. Os adjunto el tour ya que es muy interesante y ameno para viajeros que encuentran dificultades con el idioma: https://whiteumbrellatours.com/es/tours-de-praga/tours/tour-del-castillo-de-praga-y-mala-strana/ espero que sea de ayuda.

    Gracias por el post,saludos.

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