Milán se convierte en epicentro del mundo de la moda dos veces al año, cuando se celebra la Fashion Week. Pero esta ciudad Italiana tiene atractivos de sobra para atraer viajeros de todos los rincones del mundo durante el resto del año. Especialmente en otoño, cuando sus dinámicas calles se visten con los colores de esta estación y resulta un verdadero placer descubrir la larga lista de encantos que hacen de Milán una de las ciudades que todo buen turista no puede dejar de visitar.
Desde Jumbobeds compartimos estos 4 rincones de visita obligada para que puedas compartirlos con tus clientes y convencerles para viajar a la ciudad de la moda 😉 :
- Recorrer la plaza del Duomo sin reloj. No es que en este famosísimo rincón milanés no se permita llevar puesto el reloj sino que hay pocas experiencias de las que se pueda disfrutar tanto como pasear sin prisa por una de las maravillas que regala esta ciudad. Descubrir por dentro el templo que preside la plaza es impresionante, pero a muchos lo que más les impacta es la vista desde lo alto, en donde se domina Milán por completo. Aquí, además del Palacio Real y la estatua ecuestre de Vitorio Emanuele II, se encuentra la Galería que lleva el nombre del primer rey de Italia, que también merece una visita. Por cierto, en ella se recomienda hacer un ritual: en los mosaicos del suelo hay que buscar el toro de Turín porque dicen que si se gira el talón derecho sobre él se asegura una segunda visita a Milán.
- Observar los escaparates del cuadrilátero de la moda. Estar en la ciudad de la moda implica algunas visitas casi obligadas, y una de ellas es la de pararse en los escaparates observando las obras de arte que hay tras los escaparates del llamado cuadrilátero de la moda. Incluso los poco aficionados al diseño se sorprenderán gratamente participando de este espectáculo que solo se puede hacer en una ciudad como Milán. El cuadrilátero está delimitado por cuatro calles – Vía Monte Napoleone, Vía Alessandro Manzoni, Vía della Spiga y Corso Venecia – y es el lugar donde encontrar las extraordinarias creaciones de los mejores diseñadores. Los amantes de las nuevas tendencias vienen desde todos los rincones del mundo a comprar en sus showrooms.
- Un paseo hasta La última cena. Desde la plaza Mercanti, donde se encuentra otro emblema de la ciudad, el Palazzo della Ragione, se puede ir caminando hasta el cercano Teatro de la Scala, el mítico espacio en el que las óperas de más renombre llevan siglos interpretándose. Desde allí hay un agradable paseo de unos 20 minutos por algunas de las calles más conocidas de Milán hasta llegar a la Iglesia de Santa María delle Grazie, donde se puede ver el fantástico mural de Leonardo da Vinci, La Última Cena. Todo un lujo. Eso sí: para visitarla es obligatorio reservar con antelación la entrada.
- Visitar el barrio de los canales. Hace ya unos cuantos siglos, concretamente nueve, se quiso convertir Milán en una ciudad accesible desde el mar, y fue entonces cuando se construyó una red de canales gracias a la que fue posible el traslado de los mármoles de la Catedral del centro de Milán. Una de las adelantadas mentes que trabajó siglos más tarde en la mejora de este proyecto fue la del gran Leonardo da Vinci, que elaboró un innovador sistema de presas. El objetivo era hacer una red tan extensa que llegara hasta el Lago de Como, y en el Museo de los Navigli pueden verse todavía los bocetos y diseños realizados por da Vinci. Aún quedan algunos canales en el barrio de Navigli, uno de esos lugares por los que pasear es toda una experiencia.
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