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FebDe la Irlanda de los clanes a las melodías celtas que todavía pueden oírse en muchos puntos de la isla; de las conquistas vikingas y la fundación de la ciudad de Dublín y otros pueblos costeros a la anexión por parte del monarca inglés en el siglo XII y, posteriormente, del fin de la dinastía celta y la Fuga de los Condes concluye el periodo de la Irlanda gaélica en septiembre de 1607: visitar Irlanda es una sinfonía de contrastes que te enamorará, ¡ya lo verás!
Durante mucho tiempo, los irlandeses se consideraron ciudadanos de segunda; a mediados del siglo XIX, el hambre y las migraciones habían hecho que los 8 millones de habitantes de 1845 se convirtieran en poco más de 4 millones. En las últimas décadas de historia, también aparecen conceptos con la independencia frente al Reino Unido, que se lleva cociendo desde inicios del siglo XX, o la aparición de la lucha armada; todo ello, en un país de un verde mágico, donde las precipitaciones son frecuentes y de naturaleza templada. Una flora y fauna espectacular que se acompañan de una industria y unas infraestructuras consolidadas en todo el país, cuyo centro neurálgico es la capital: Dublín.
¡Y tras esta breve introducción, vamos a darte 10 razones por las que no puedes perderte la oportunidad de visitar Irlanda y conocer todos los rincones de esta tierra llena de historia!
¡Sin duda podemos empezar por la costa oeste que, según muchísimos viajeros que se han movido por medio mundo, es de lo mejorcito de toda Europa! ¿Y si en vez de aterrizar en Dublín, lo hacemos en Galway? ¿Qué te parece?
Hoy día, Galway es uno de los puntos más de moda entre la gente joven de Irlanda, por lo que la vida nocturna es espectacular, siempre encuentras algo que hacer y, además, está bien comunicada. Además, queda a tiro de piedra de uno de los puntos que tienes que ver sí o sí una vez en la ida: los Acantilados de Moher, los más altos de toda Europa, que ofrecen unas vistas frente al Atlántico desde una altura de 120 metros, principal razón por la que fueron utilizados durante siglos en una gran atalaya natural en la roca.
Quizá, sin embargo, el número de vuelos te obligue a pasearte primero por las decenas de museos y puntos de interés que podremos recorrer a pie por Dublín; desde la Catedral de San Patricio, construida entre 1200 y 1270 a partir de la antigua iglesia de madera del siglo V, al Museo Nacional de Irlanda, donde podremos empaparnos de la historia de toda la isla. La antigua destilería Old Jameson, la Catedral de la Santísima Trinidad, el Castillo de Dublín (que fue residencia real y, más tarde, sede del gobierno británico hasta 1922) o el Parque Fénix, con más de 7 km2 de superficie que lo convierten en uno de los más extensos y espectaculares de toda Europa. Y tampoco deberíamos olvidarnos del Zoo de Dublín, la playa del centro financiero con todo tipo de actividades, la estatua de Oscar Wilde riéndose del frío en Merrion Square, o el indescriptible paraíso que descubres al pasear por St. Anne’s Park al norte de la ciudad.
Muy cerca de Dublín, Howth puede ser esa contraposición entre la actualidad y la tradición que estabas buscando, donde 20 o 30 minutos son el tiempo máximo para perderte entre el azul y el verde de un antiguo pueblo de pescadores, con escarpados acantilados frente al mar, un puerto donde relajarse, pubs por todas partes donde tomar una pinta…
A poca distancia de la capital, también encontraremos Glendalough (en el condado de Wicklow), un enorme valle con dos lagos que forma parte de un conjunto monacal creado en el siglo sexto el cual sufrió varios saqueos vikingos. Si queremos visitar Irlanda en todo su esplendor, ¡que no falte este lugar en la lista!
En Irlanda del Norte, también hallamos uno de los espectáculos naturales más espectaculares que se pueden ver en la isla: la Calzada del Gigante. ¡Ni más, ni menos, que más de 40.000 columnas de basalto creadas por un enfriamiento rápido de lava que originaron la leyenda del gigante irlandés Finn y el escocés Bennandoner. ¡Y mito o realidad, su belleza lo convirtió en Patrimonio de la Humanidad en 1986!
¿O por qué no aprovechar la poca distancia que separa Galway de El Burren o Croagh Patrick? En el primero, encontraremos frente a frente con un yacimiento paleolítico, un paisaje kárstico, donde destacan, por derecho propio, el dolmen neolítico de Poulnabrone y las ruinas del fuerte de Caherconnel, ocupado entre los siglos V y XV d. C, mientras que en Croagh Patrick, disfrutaremos de uno de los lugares de peregrinaje de San Patricio a través de una excursión de unas dos horas que concluyen con unas vistas sorprendentes a la bahía de Clew.
Por supuesto, visitar Irlanda no es una sucesión de lugares ni de historias que recorrer de forma lineal. Su belleza se une a la naturaleza misma, y su historia se reparte a lo largo del camino; por ello, podríamos seguir nombrando espacios, como Killarney, el Anillo de Kerry, la península de Dingle (¡dicen que es asombrosa recorrerla en bicicleta!), o espacios del interior, como Kilkenny, Comeragh Mountains o Birr, un castillo que se convirtió en un observatorio para un grupo de astrónomos. ¡Sea como sea, te recomendamos que si quieres visitar Irlanda la vivas paso a paso a partir de estos lugares que NO deberías ver cómo un total, sino como el inicio del camino!
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