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7 bosques para celebrar por todo lo alto el Día Internacional de los Bosques

Hace ya siete años que la Asamblea General de Naciones Unidas acordó celebrar cada 21 de marzo, cuando entra la primavera en el hemisferio boreal, el Día Internacional de los Bosques. Una fecha perfecta para darse un homenaje de naturaleza conociendo algunos de los rincones más extraordinarios del planeta que cuentan con los árboles como protagonistas. Si tus clientes quieren unirse a la celebración conociendo alguno de ellos, en el siguiente listado encontrarán las mejores opciones. Lo difícil es decantarse solo por un único bosque porque cada uno de ellos tiene una personalidad muy especial:

 

El bosque de Brocelianda (Francia). Se encuentra en la Bretaña francesa, y es uno de esos bosques legendarios donde han nacido decenas de leyendas. Situado en el departamento de Ille y Vilaine, es un bosque frondoso donde pasear entre robles y hayas que parecen salidas de las páginas de un cuento. Se dice que sus sendas vieron pasar al hada Viviana, el caballero de Lancelot y el mismísimo mago Merlín. Fue aquí, en este mundo mágico de hadas, duendes y gigantes, donde buscaron el santo grial los caballeros de la mesa redonda.

 

Parque Nacional de las Secuoyas (Estados Unidos). Si los que no se dejan impresionar fácilmente quieren poner a prueba su capacidad de sorpresa, este rincón de California donde se encuentran los árboles gigantes más grandes del mundo es un buen destino. En él, junto a árboles que parecen desafiar las reglas de la naturaleza, se encuentra el conocido como General Sherman, un ejemplar de unos 2.000 años de antigüedad que se estima que es el ser vivo con mayor cantidad de biomasa del mundo. Pasear bajo la sombra de estos árboles en el llamado Bosque Gigante es una experiencia como pocas. Y es que el Parque Nacional de las Secuoyas está lleno de maravillas.

 

Bosque de Jade (Nueva Zelanda). Los bosques de jade de Nueva Zelanda son otra opción perfecta para los amantes de la naturaleza. Se encuentran a los pies de los conocidos como Alpes neozelandeses, al suroeste del país, en la región que los maoríes llaman Te Wahipounamu, que significa “Tierra de Jade”. Un remoto lugar donde descienden ríos de agua cristalina que acaban vertiendo sus aguas en el Mar de Tasmania. Conserva el encanto de la  naturaleza antes de la intervención del hombre, y por eso fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1990.

 

Bosques de la Selva Negra (Alemania). Es uno de los parajes más impresionantes de Europa, donde se mezclan hayas, arces, robles, abetos, pinos y piceas en lo que hasta hace no mucho era un espacio casi impenetrable. La puerta de entrada a este oasis verde es la ciudad de Friburgo, que da paso a este entorno de ensueño con lagos profundos y pueblos que guardan toda la esencia de las regiones más auténticas de Alemania.

 

Selva de Irati (Navarra). También en España hay decenas de bosques perfectos para perderse, y no es fácil decantarse solo por uno. Pero si buscamos un espacio completamente original donde disfrutar a lo grande de miles de hectáreas de naturaleza virgen, la navarra Selva de Irati es buena elección. Después de la Selva Negra alemana, es el hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de Europa. Además de por su gran tamaño, este bosque es conocido por la facilidad con la que uno desconecta nada más pisar el gran paraíso verde. Toda una experiencia.

 

Plitvice (Croacia). En las 22.000 hectáreas del Parque Nacional de Plitvice se encuentra un bosque extraordinario que atraviesan cientos de senderos por los que se llega a cascadas de película y también a lagos espectaculares. Además de que fue declarado Patrimonio de la Humanidad ya en 1979, hace unos años fue candidato a ser una de las siete maravillas naturales del mundo, y es que se trata de un espacio natural tan especial que merece todos los reconocimientos. Un imprescindible.

 

Bosque de bambú de Sagano Arashiyama (Japón). Muy cerca de Kioto, a tan solo media hora, hay un bosque de bambú que parece llevar a todo el que se adentra en él a un mundo de fantasía. El sonido de los enormes bambús cuando son mecidos por el viento resulta tan magnético que todos los que lo conocen recomiendan esta visita incluso aunque no se vaya sobrado de tiempo. En Japón hay muchos otros bosques cargados de encanto, pero este figura entre los más extraordinarios de toda la lista.

 

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