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MarAño tras año, durante el mes de Marzo, Valencia se pone en el centro de la escena turística. ¿El motivo? Las Fallas, claro. Su celebración más emblemática, su blasón cultural, el acontecimiento que atrae miles de turistas cada nueva primavera: la quema de las impresionantes esculturas llamadas “ninots”.
Todo el mundo ha oído hablar de las Fallas de Valencia, que está catalogada como fiesta de Interés Turístico Internacional, y que en 2016 entró en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Pero, ¿sabes en qué consiste exactamente esta fiesta, y cómo se originó? Sigue leyendo, que te lo explicamos y te meteremos en el cuerpo el gusanillo de visitar Valencia para estas Fallas.
Solemos buscar las raíces de las fiestas tradicionales en la memoria más antigua de los pueblos, y más cuando están relacionadas con el fuego. Las hogueras de San Juan, por ejemplo, sí tienen arraigo en la tradición europea pre-cristiana. Sin embargo, con las fallas no ocurre lo mismo. A pesar de que no faltan historiadores apuntando a orígenes pre-cristianos de celebración de la primavera, la documentación sugiere que el origen de las fallas está en el siglo XIX… y en el gremio de los carpinteros.
Valencia, en el siglo XIX, tenía una industria carpintera potente y de renombre, que en parte han seguido conservando hasta hoy. La tradición explica que en vísperas de la celebración de San José (que es patrón de los carpinteros, obviamente), era costumbre entre el gremio el limpiar sus talleres de virutas, piezas rotas, trastos viejos, y demás material inservible y combustible. Incluso los niños iban taller por taller recogiendo piezas y restos, que amontonaban en diferentes puntos de la ciudad para quemarlos el día 19 de marzo.
Entre las cosas que los carpinteros tiraban de sus talleres, además, había unas sencillas estructuras de madera en forma de cruz que llamaban “parots”, y que servían para sujetar los candiles con los que se iluminaban en invierno. Esos parots coronaban las montañas de trastos, y pronto a alguien se le ocurrió “vestirlos” con ropa vieja simulando una persona. Una persona a la que se podía criticar: se dejaban incluso mensajes satíricos y burlescos en tablones que ardían con el resto de la madera. Las rivalidades acrecentaron la complejidad de la fiesta, con muñecos cada vez más elaborados, y críticas que apuntaban cada vez más alto, a las instituciones, o a la Iglesia.
Hoy, los llamados ninots son esculturas realizadas en madera, cartón, tela, cera, pasta de papel, y últimamente incluso en porespan, resina o fibra de vidrio. Nuevos materiales que permiten formas más osadas y esculturas más espectaculares, que pueden llegar a los 20 metros de altura, sin perder nunca su fondo jocoso y burlesco.
Da pena ver arder cosas tan bellas y divertidas. Pero emociona pensar que los artistas valencianos, en el momento en que se queman, ya están pensando en las nuevas creaciones para las siguientes Fallas.
La quema de los muñecos, la cremà, es el 19 de marzo y supone la culminación de las fiestas. Antes, claro, han ocurrido muchas cosas interesantes:
Eso sí, si van a ser tu primeras Fallas, debes estar advertido/a también sobre la Despertà. Una tradición en estas fiestas, consistente en despertar a todos los vecinos de la ciudad con petardos de buena mañana. Y es que si uno va a Valencia en Fallas no es para quedarse durmiendo, ¿no? ¡Hay demasiado por ver, hacer y celebrar estos días de marzo!
¿Te apuntas a las Fallas de este año?
Etiquetas: fallas, festivo, Fiesta, Jumbobeds, ninots, tradición, Valencia
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