Vio nacer a Dante y crecer a Miguel Ángel, pero no son los únicos artistas ligados a esta espectacular ciudad donde se puede leer la historia del arte. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), cerca del 60% de los bienes culturales mundiales se encuentran en Italia, y aproximadamente la mitad de ellos podremos verlos en Florencia. Por eso esta ciudad única es una especie de museo abierto donde cada rincón guarda una historia relacionada con el arte. Disfrutarla es un placer incluso para los que no son muy aficionados al turismo urbano. Y estos cuatro imprescindibles son solo algunas de las razones por las que Florencia enamora a todo el que la visita:
- La cúpula de Brunelleschi en el Duomo. El Renacimiento italiano que asombraría al mundo entero comenzó en Florencia cuando el artista Brunelleschi terminó el Duomo, con su formidable cúpula. Subir a ella es una experiencia que no defrauda nunca al viajero: desde la terraza que rodea la parte más alta de la cúpula hay una panorámica impresionante de la ciudad. Una vez abajo, el visitante no puede perderse la extraordinaria fachada de la catedral de Santa María del Fiore ni la obra maestra que tiene justo en frente: las Puertas del Paraíso del Baptisterio de San Juan.
- Palacios y plazas. Fue durante el Renacimiento italiano cuando en Florencia se levantaron sus famosos palacios y plazas renacentistas, dos de sus señas de identidad más características. Y es que sus calles acogieron a cientos de artistas que se dedicaron en cuerpo y alma a dar forma a este paraíso artístico. Entre todo el patrimonio arquitectónico que el visitante se cruzará a su paso, uno de los edificios que no puede dejar de visitar es el Palazzo Vecchio, sede del ayuntamiento de la ciudad que cuenta con varias de sus salas abiertas como museo. Es allí donde pueden verse murales y cuadros de artistas de la escuela florentina. Además, el palacio se encuentra en la plaza de la Signoria, que es otra de las visitas imprescindibles por ser el corazón de la ciudad. Mire hacia donde mire, el visitante encontrará obras de arte a su alrededor en forma de estatuas, palacios, un antiguo teatro romano que en el siglo XIV se reconvertió en Tribunal de las Mercancías para mediar en las controversias de los artesanos… Todo un viaje al pasado.
- El David de Miguel Ángel. No es la única obra maestra de la ciudad, pero seguramente sí la que despierta más curiosidad. El David de Miguel Ángel se encuentra en la Galería de la Academia, y aunque el viajero ya lo haya visto en imágenes o incluso en alguna reproducción, contemplar el original a solo unos metros, con sus impresionantes dimensiones, merece la pena. También hay que acercarse a otro museo, el más popular de Florencia: la galería Uffizi. Se encuentra entre las pinacotecas más prestigiosas del mundo, y la razón es que alberga una de las colecciones de arte más antiguas y famosas. Cobija obras maestras de artistas como Botticelli, Leonardo da Vinci, Tiziano, Rubens, Miguel Ángel… Un placer para los sentidos.
- Puente Vecchio. Cuentan que el original lo construyeron los romanos en torno al año 150 a.C., poco después de la fundación de la ciudad, y es todo un emblema de la metrópolis del arte. A lo largo de la historia se ha destruido y vuelto a levantar varias veces debido a las inundaciones del río Arno, pero hoy ningún florentino concibe su ciudad sin ese puente sobre el que se levantan tiendas que en su día estuvieron exentas de impuestos. Un viaje a la historia y al epicentro de la ciudad del arte que no tiene desperdicio.
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